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Ediciones KHAF rinde homenaje a Juan Martín Velasco y Juan María Laboa
Un homenaje que tuvo lugar en la presentación de dos nuevos libros de la colección «Memoria Viva».
Ediciones KHAF, sello de la Fundación Edelvives, presentó el pasado 22 de mayo, en la Parroquia San Juan de la Cruz de Madrid, los dos nuevos libros de la colección «Memoria Viva», Juan de Dios Martín Velasco. Testigo del Dios que nos habita, de Antonio Ávila, y Nada sin el otro. Vivir contemplando el signo de los tiempos, de Juan María Laboa.
Ambos autores estuvieron acompañados por José María Pérez-Soba, director de la colección «Memoria Viva», Julia Navarro, periodista y escritora, y Antonio F. Segovia, responsable de Creación editorial de la Fundación Edelvives, en un acto con gran afluencia de público. Entre los asistentes se encontraban significativas personalidades de Iglesia como el cardenal Carlos Osoro; el obispo auxiliar de Madrid José Antonio Álvarez Sánchez; las teólogas Dolores Aleixandre y Felisa Elizondo; los profesores Luís Aranguren, Pedro Panizo y Miguel García Baró; los sacerdotes Manuel Mª Bru y Luis Lezama; o los periodistas José Beltrán y José Lorenzo, entre muchos otros. Nadie quiso perderse este evento que, en palabras de Antonio Fernández, tenía también vocación de celebración de dos vidas: las de Juan Mari Laboa y Juan Martín Velasco, que tanto han aportado a la Iglesia española de las últimas décadas.
Nada sin el otro. Vivir contemplando el signo de los tiempos, son las memorias lúcidas del historiador de la Iglesia más relevante del siglo XX: Juan María Laboa (Pasajes de San Juan, Guipúzcoa, 1939). Durante la presentación, su amiga Julia Navarro, autora de best sellers tan populares como La Biblia de barro, conversó con él sobre algunas de las anécdotas más significativas que se recogen en el libro, que, en palabras de la periodista y escritora, «es el libro de un historiador que a través de su historia cuenta la gran historia y está impregnado del espíritu del Concilio Vaticano II». Y agradeció el retrato que ha hecho el autor de la Iglesia de los siglos XX y XXI.
Para Laboa, que según confesó escribió el libro en siete días durante la pandemia, lo importante no es llegar el primero sino saber llegar con ilusión. «Concibo el cristianismo en la ayuda a los demás, en colaborar a que sean felices. Debemos agarrarnos a ese Cristo presente en nuestros hermanos, en cuantos caminan con nosotros y son siempre nuestra familia», expresó el sacerdote que ha celebrado ya sus bodas de oro. Según reveló durante la presentación del libro, decidió titularlo Nada sin el otro porque su misión ha sido convivir con la gente: «Lo importante es la vivencia, la cercanía». Y manifestó que mientras vivimos en hasta una sociedad en que todo era cristiano, no había necesidad de conocer el cristianismo. «Los cristianos eran analfabetos, no sabían nada, pero nuestros padres «nos transmitían la idea de que Dios estaba con nosotros». Por eso, en su opinión, hay que estar cerca de la gente, «transmitir el amor de Dios, no el padre nuestro en latín y nuestro cometido debería ser «hacer que esta Iglesia sea como nuestros padres: cercana».
Tras la actuación musical del violinista Simón Rondón, que aportó solemnidad celebrativa al encuentro, fue el turno del teólogo y psicólogo Antonio Ávila, autor de la semblanza sobre Juan de Dios Martín Velasco, que explicó su resistencia inicial a aceptar el desafío de escribir un libro sobre el maestro espiritual de tantas generaciones y de él mismo. Ante la insistencia de José María Pérez Soba, aceptó el reto de «descubrir al maestro de humanidad y de vida cristiana» y reflejar su sencillez y calidez de trato, su hondura personal y su potencia intelectual, a la vez que compartir su búsqueda de Dios y su amor a la Iglesia, su lucidez evangélica a la hora de juzgar los acontecimientos y abrir caminos por los que poder transitar.
En su intervención, Ávila afirmó ser simplemente «un mediador para que la obra y la vida de Juan Martín Velasco esté presente» y expresó el deseo de que sus palabras sean una pequeña puerta de entrada para acercarnos a su persona y su pensamiento. «Este es un librito muy pequeño para un hombre muy grande para el que las mayúsculas, negritas y subrayados se quedan muy cortas».
Según explicó quien fuera discípulo, sucesor y gran amigo de Juan Martín Velasco, ha articulado el libro en torno a cinco miradas sobre él que lo muestran como un hombre con una cabeza privilegiada que entablaba relaciones de forma cordial, fraterna, sencilla y humilde. «Su encuentro con Dios se va entretejiendo con su biografía personal, así como su realización vital, su profesión -como filósofo y profesor- que le dieron libertad y coherencia toda su vida. Como sacerdote siempre hizo una opción preferencial por los más vulnerables, los más pobres, y como maestro de vida nos hizo a todos más humanos, más creyentes, más auténticos», concluyó Antonio Ávila visiblemente emocionado.
Pérez Soba, director de la colección Memoria Viva, recordó en referencia a Laboa y Martín Velasco, pero también a Dolores Aleixandre y el resto de protagonistas de dicha colección, lo importante que es tomar conciencia de nuestros maestros y agradecerles su labor. «Con estos libros -añadió- no estamos haciendo arqueología. Estamos construyendo futuro haciendo memoria».
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